miércoles, 24 de mayo de 2017

Ch’uy Aktun o La Gruta del Jaguar en el municipio de Ticul




El Sur del estado de Yucatán es un paraíso en cuanto a grutas se refiere. El interés por estas cavidades crece cada día y por lo tanto, aumenta el número de reportes sobre los hallazgos al respecto. Por ello, los integrantes del grupo espeleológico “Ajau”* organizamos una expedición hacia el Sur para conocer una gruta de Ticul, El Jaguar, que había sido reportada en la prensa local. Cuando llegamos a Ticul, encontramos al Lic. Hebert Pech Canul, Director Jurídico del Ayuntamiento de Ticul, quien cortésmente se ofreció a guiarnos hasta la caverna citada. Herbert pertenece al grupo COPROTUR, cuyos integrantes se han organizado para hacer visitas guiadas a las cuevas del municipio.

      Lo primero que nos aclaró es que el verdadero nombre de la cueva es Ch’uy Aktun, que significa “caverna alzada”, por estar ubicada en la parte más alta del cerro. Dijo que la existencia de la cueva no es un descubrimiento reciente, como se publicó en los diarios, porque los mayas la habían utilizado desde hace muchos cientos de años.

      Cuando nos pusimos en marcha con el vehículo, tomamos la carretera rumbo a Muna y antes de llegar a los 3 kilómetros, entramos a una brecha con dirección al Sur. Después de dos kilómetros de camino pedregoso y en plano inclinado, arribamos al rancho Santa María. Allí nos bajamos del vehículo para continuar caminado hasta la cueva.

      El trayecto siempre fue cuesta arriba y mientras subíamos las estrechas veredas, Herbert nos contó que desde que era niño visitaba con sus amigos las cuevas de esta región. También dijo que la gente que tiene sus milpas, apiarios y ganado afirman  haber visto cerca de las cuevas, una serpiente de aproximadamente 20 metros de largo, de nombre Kuyunkán. Por ese motivo los campesinos le temen a las grutas.

      Agregó que ellos, los integrantes del grupo COPROTUR, también han pedido permiso con rezos a los “dueños de las grutas” para trabajar llevando turistas, con esto evitan también que los “malos vientos” vayan a perjudicar a los visitantes. Otra creencia conocida es que en la cueva hay una viejita que tiene una serpiente. Cada Viernes Santo la saca para asolearla y nadie se debe acercar a la cueva pues quien lo hiciera sería devorado por la serpiente.

      La caminata hacia Ch’uy Aktun se realizó bajo el sol de las 9: 30 AM y durante media hora subimos cargando nuestro equipo de exploración sobre los cerros del Cordón Puuc. Cuando llegamos a la parte superior de la loma entendimos mejor el sentido del nombre de la gruta que ya nos había dicho Herbert, Ch’uy Aktun, Cueva Alzada.

Haz click en la imagen para agrandarla      La entrada de la gruta tiene forma de un abrigo rocoso con las siguientes medidas: 24.8 metros de ancho y 6 de fondo, aproximadamente. La altura máxima de la bóveda en la línea de goteo fue 5.4 metros aproximadamente. La orientación de esta bóveda es de 210º (Suroeste). Recalcamos que las medidas son aproximadas pues un muro construido en la entrada de 2.18 metros de altura con enormes piedras impidió estimar mejor las medidas. De acuerdo con sus rasgos podemos afirmar que esta construcción fue hecha en la época prehispánica y al parecer tuvo el fin de contener los deslaves de piedras y tierra hacia el interior de la gruta.

      La entrada a la zona oscura de la gruta, evidentemente bloqueada con cientos de piedras, está un poco más al Oeste. Otro elemento importante para tomar en cuenta es que en el techo de la cueva hay varios enjambres de abejas. Dos de nuestros compañeros fueron atacados levemente.

      En esta zona se encontraron fragmentos de cerámica y al menos dos metates rotos. Todos estos vestigios arqueológicos, además del muro citado nos indican una gran cantidad de trabajo humano invertido lo que apoya el argumento que el mismo Herbert señaló al principio: la gruta fue utilizada por los antiguos mayas.

      Después nos internamos propiamente a la caverna y hubo que librar un paso limitado por otra construcción de piedras. Luego llegamos a una bóveda de unos 5 metros de altura aproximadamente, con una fractura en la zona cenital que deja entrar la luz. Herbert nos señaló un conducto del tipo gatera, él cual teníamos que atravesar para continuar la incursión. A este conducto le antecede un nuevo muro pero hecho con piedras más pequeñas y planas colocadas verticalmente.

      El tamaño pequeño de esta construcción nos hizo reflexionar sobre su propósito. Herbert dijo que no le parecía que tuvieran la función de trincheras usadas en la Guerra de Castas y yo agregué que estos muros dentro de las grutas podrían ser divisiones para indicar áreas rituales.

      Hebert dijo que le parecía más apropiada esta explicación pues los campesinos aún entran a las cuevas para obtener el sujuy ja’ (agua virgen) que sirve para preparar el saka’, bebida de maíz usada en los rituales agrícolas como en el caso del ch’aa cháak, ceremonia de petición de lluvias.

      De esta manera le encontramos una hipótesis lógica al objetivo de estas construcciones. Esto permite elaborar una explicación alternativa y coherente a la variedad de tipos de muros que hay en las cuevas en vez de repetir por simple inercia y equivocadamente que los muros de las cuevas sirvieron como trincheras en la Guerra de Castas del siglo XIX.

      Al atravesar el citado conducto, con 6 metros de largo y 80 centímetros de diámetro aproximadamente, nos percatamos que las piedras planas fueron también colocadas en los costados y a todo lo largo de la gatera. Ya que atravesamos dicho conducto, entramos a una galería con mayor altura y observamos en el suelo zonas blanqueadas por la sedimentación de la calcita causada por corrientes leves e intermitentes de agua.

      Al continuar, llegamos a la sección en donde se encuentra una osamenta, supuestamente de un jaguar, elemento que fue utilizado para rebautizar la gruta. El esqueleto no estaba completo y para conservar lo queda le rodearon de piedras.

      Herbert dijo que había aproximadamente 24 vasijas pero poco a poco fueron disminuyendo y la última se la llevó el personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia de Yucatán con el fin de preservarla. La bóveda donde está el cráneo del jaguar mide 7.80 metros de altura.

      En varias partes de la superficie pavimentaria, la caverna tiene horadaciones que podrían ser, según nuestro guía, huellas de extracción de barro. Conviene recordar que el municipio de Ticul se caracteriza por la calidad y variedad de su producción de alfarería. Bernard nos mostró una horadación casi rectangular con piedras planas en su interior lo que refuerza la hipótesis de la extracción de barro.

      Aun cuando la gruta no es muy compleja, si existe cierto grado de complicación porque se han formado gruesas columnas que dejan detrás de sí conductos y recovecos estrechos que nuestros compañeros exploraron.

      Entre los elementos de la fauna más visibles están los murciélagos, en este caso muy pequeños; polillas, cucarachas y amblipígidos (Paraphrynus sp). Estos últimos son un tipo de arácnidos que pueden llegar a medir 20 centímetros de diámetro con todo y extremidades. En esta ocasión vimos cómo uno de ellos devoraba un murciélago ya muerto.


   En una sección ubicada más al fondo de esta cueva vimos una estalagmita sobre una vasija de barro. A pesar de que dicha formación se veía unida a la pieza cerámica, nos extrañó el hecho que no hubiera señales de sedimentación adicionales como sucede en otros casos en los que se forman estalagmitas sobre vasijas.

      Durante el recorrido nos detuvimos un momento en una sala que parecía ser la más alta y que los guías han llamado la bóveda de las “piedras caídas” por la gran cantidad de rocas pequeñas sobre el piso. Usamos nuestro instrumento para medir distancias y obtuvimos el dato de 7.40 metros de altura.

      Posteriormente Herbert nos mostró una extraña red de organismos vegetales que podrían ser musgos o líquenes según nuestro compañero Alfredo, egresado de la especialidad de Biología, de la Universidad Autónoma de Yucatán. Arriba de estos vegetales el techo era de color entre rosa y naranja tenue. Se veía sumamente liso pero al tocarlo se sentía una textura arenosa. Debido a esto último, el guía informó que a esta parte le han puesto el nombre de texturi.

      Herbert siguió mostrándonos los circuitos que forman las cámaras y galerías, pero nos dimos cuenta que regresábamos a un mismo lugar. Fue entonces cuando Ricardo nos hizo la siguiente observación: la galería de acceso principal y los circuitos del fondo le darían a esta caverna, la forma de trébol. Este dato lo comprobaremos cuando se logre el plano de la espelunca, que actualmente está elaborando un ingeniero.

      En otro tramo de nuestra ruta, vimos otra bóveda alta a la que María Eugenia bautizó como “La campanita” porque en su área cenital hay una formación similar a la úvula que está al final del paladar superior de los seres humanos, denominado coloquialmente con el mismo término. La altura de la bóveda “La campanita” es de 7.28 metros.

      Al finalizar la exploración, concluimos que esta cueva tiene un gran valor desde la perspectiva arqueológica y de la antropología social. Seguramente los resultados de su estudio contribuirá a los conocimientos sobre el uso que los mayas le daban, y aun, a las grutas.

      Es indispensable señalar que su uso como sitio turístico debería incluir un estudio de impacto ambiental y un plan de manejo que asegure la permanencia de su fauna actual.

      El Grupo de Espeleología Ajau agradece al Lic. Hebert Pech Canul su disposición para guiarnos al interior de esta bella y valiosa caverna que indudablemente aportará su riqueza al patrimonio cultural de Ticul. CAEC.



El equipo quedó conformado por Alfredo Barrera Guzmán, Bernard Thomachot, Karla Castro Chong, Maria Eugenia Paredes Pérez, Raúl Manzanilla, Ricardo Antorcha Pedemonte y Carlos Evia Cervantes.  

Profesor de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY.




Carlos Augusto Evia Cervantes

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