Tradiciones y
Leyendas
EL HUAY TORO
CUENTAN LOS LEGENDARIOS ABUELOS de la región de Muna que existió un tiempo en que el pueblo se sentía hostigado por las brujerías que algunos habitantes de esta corrompida poblacion practicaban; como un gozo; con un fin determinado. Entre las historias que más sobresalen se encuentra la del llamado HUAY TORO, O TORO EMBRUJADO.
Dicen que cuando el tiempo era joven y la extensión de la luz eléctrica no llegaba hasta lugares muy lejanos; existió un hombre, -cuyos datos personales no se especifican-, que practicaba ciertos ritos, los cuales por las noches lo transformaban en un toro semental. Aquello lo hacía con el fin de causar temor a los habitantes de aquella época, al igual que para satisfacer sus instintos sexuales.
Según nos narran; aquel hombre fue abandonado por su cónyuge por haberle engañado, y haberla maltratado, sólo por reprocharle a él su infidelidad.
Todas las noches este hombre convertido en animal, practicaba relaciones sexuales con las vacas; que en aquella época de alguna o de otra manera tenían que ver directamente con las necesidades alimenticias del pueblo entero. Este acto, aquél repugnante ser lo practicaba todas las noches.
Los ganaderos sin saber cómo, cuándo y por qué, se dieron cuenta de que sus animales estaban a punto de dar a luz, sin que ellos hubiesen entablado comunicación con dueños de sementales. También la mitad del pueblo solía ver a un toro negro que cruzaba velozmente cuando más grande se veía la luna. Pero una noche una sombra de un semental se reflejó en el criadero de vacas de un ganadero llamado Pedro; que al percatarse de ello tomó la piedra más grande que se encontraba a su alcance y la impactó sobre el cuerpo del animal diabólico; quien al contacto emprendió la huída como rayo fulminante. Esa noche el ganadero no pudo dormir, y no era porque no tenía sueño sino porque la presencia de aquel animal perturbó su inquietud; ya que pensaba que ese ser regresaría a arremeter contra sus vacas. Entonces reunió a los demás ganaderos, quienes estaban dispuestos a terminar con la sombra de aquel animal lujurioso y prepararon una emboscada.
Reunieron machetes, lámparas, sogas, coas, rifles, cuchillos y otros artefactos que ayudasen por el momento a la captura del mamífero.
Esa noche el animal, como solía hacer de costumbre, se paseaba por la plaza del pueblo en busca de víctimas; sin embargo su sorpresa fue mayor, pues una soga se cruzó por su cuello y con ayuda de cinco valientes fue conducido hacia el centro de la plaza en donde su suerte cambiaría, puesto que lo sujetaron a un poste que ahí mismo se encontraba. Después los ganaderos reflexionaron acerca del destino que le darían al animal. Entonces a uno de ellos se le ocurrió castrar al mamífero y para con él se prosiguió de las palabras a los hechos y después se marcharon.
Al día siguiente se encontraba una rueda de gente en el centro de la plaza, que observaban horrorizados el cuerpo de un hombre que ya sin vida tenía una soga en el cuello y una hemorragia en los genitales. Los ganaderos exclamaban.
"ESTE ES EL DEGENERADO SEXUAL QUE VALIÉNDOSE DE SUS BRUJERÍAS APARIABA A LAS VACAS Y ATEMORIZABA AL PUEBLO MUNENSE. AHORA YA NO TEMAN POR ÉL, PORQUE YA SE ENCUENTRA EN EL INFIERNO".
Los restos del hombre fueron depositados en una fosa común y por un tiempo se dice que su alma andaba en pena; porque por las noches asustaba a la gente que acostumbraba dormirse tarde. Sin embargo no duró mucho tiempo, ya que el sacerdote de aquel entonces con ciertos rituales hicieron desaparecer el alma diabólica que perturbaba la calma del poblado que enlaza a la "CRUZ DEL SUR”
Dicen que cuando el tiempo era joven y la extensión de la luz eléctrica no llegaba hasta lugares muy lejanos; existió un hombre, -cuyos datos personales no se especifican-, que practicaba ciertos ritos, los cuales por las noches lo transformaban en un toro semental. Aquello lo hacía con el fin de causar temor a los habitantes de aquella época, al igual que para satisfacer sus instintos sexuales.
Según nos narran; aquel hombre fue abandonado por su cónyuge por haberle engañado, y haberla maltratado, sólo por reprocharle a él su infidelidad.
Todas las noches este hombre convertido en animal, practicaba relaciones sexuales con las vacas; que en aquella época de alguna o de otra manera tenían que ver directamente con las necesidades alimenticias del pueblo entero. Este acto, aquél repugnante ser lo practicaba todas las noches.
Los ganaderos sin saber cómo, cuándo y por qué, se dieron cuenta de que sus animales estaban a punto de dar a luz, sin que ellos hubiesen entablado comunicación con dueños de sementales. También la mitad del pueblo solía ver a un toro negro que cruzaba velozmente cuando más grande se veía la luna. Pero una noche una sombra de un semental se reflejó en el criadero de vacas de un ganadero llamado Pedro; que al percatarse de ello tomó la piedra más grande que se encontraba a su alcance y la impactó sobre el cuerpo del animal diabólico; quien al contacto emprendió la huída como rayo fulminante. Esa noche el ganadero no pudo dormir, y no era porque no tenía sueño sino porque la presencia de aquel animal perturbó su inquietud; ya que pensaba que ese ser regresaría a arremeter contra sus vacas. Entonces reunió a los demás ganaderos, quienes estaban dispuestos a terminar con la sombra de aquel animal lujurioso y prepararon una emboscada.
Reunieron machetes, lámparas, sogas, coas, rifles, cuchillos y otros artefactos que ayudasen por el momento a la captura del mamífero.
Esa noche el animal, como solía hacer de costumbre, se paseaba por la plaza del pueblo en busca de víctimas; sin embargo su sorpresa fue mayor, pues una soga se cruzó por su cuello y con ayuda de cinco valientes fue conducido hacia el centro de la plaza en donde su suerte cambiaría, puesto que lo sujetaron a un poste que ahí mismo se encontraba. Después los ganaderos reflexionaron acerca del destino que le darían al animal. Entonces a uno de ellos se le ocurrió castrar al mamífero y para con él se prosiguió de las palabras a los hechos y después se marcharon.
Al día siguiente se encontraba una rueda de gente en el centro de la plaza, que observaban horrorizados el cuerpo de un hombre que ya sin vida tenía una soga en el cuello y una hemorragia en los genitales. Los ganaderos exclamaban.
"ESTE ES EL DEGENERADO SEXUAL QUE VALIÉNDOSE DE SUS BRUJERÍAS APARIABA A LAS VACAS Y ATEMORIZABA AL PUEBLO MUNENSE. AHORA YA NO TEMAN POR ÉL, PORQUE YA SE ENCUENTRA EN EL INFIERNO".
Los restos del hombre fueron depositados en una fosa común y por un tiempo se dice que su alma andaba en pena; porque por las noches asustaba a la gente que acostumbraba dormirse tarde. Sin embargo no duró mucho tiempo, ya que el sacerdote de aquel entonces con ciertos rituales hicieron desaparecer el alma diabólica que perturbaba la calma del poblado que enlaza a la "CRUZ DEL SUR” Dicen que cuando el tiempo era joven y la extensión de la luz eléctrica no llegaba hasta lugares muy lejanos; existió un hombre, -cuyos datos personales no se especifican-, que practicaba ciertos ritos, los cuales por las noches lo transformaban en un toro semental. Aquello lo hacía con el fin de causar temor a los habitantes de aquella época, al igual que para satisfacer sus instintos sexuales. Según nos narran; aquel hombre fue abandonado por su cónyuge por haberle engañado, y haberla maltratado, sólo por reprocharle a él su infidelidad. Todas las noches este hombre convertido en animal, practicaba relaciones sexuales con las vacas; que en aquella época de alguna o de otra manera tenían que ver directamente con las necesidades alimenticias del pueblo entero. Este acto, aquél repugnante ser lo practicaba todas las noches. Los ganaderos sin saber cómo, cuándo y por qué, se dieron cuenta de que sus animales estaban a punto de dar a luz, sin que ellos hubiesen entablado comunicación con dueños de sementales. También la mitad del pueblo solía ver a un toro negro que cruzaba velozmente cuando más grande se veía la luna. Pero una noche una sombra de un semental se reflejó en el criadero de vacas de un ganadero llamado Pedro; que al percatarse de ello tomó la piedra más grande que se encontraba a su alcance y la impactó sobre el cuerpo del animal diabólico; quien al contacto emprendió la huída como rayo fulminante. Esa noche el ganadero no pudo dormir, y no era porque no tenía sueño sino porque la presencia de aquel animal perturbó su inquietud; ya que pensaba que ese ser regresaría a arremeter contra sus vacas. Entonces reunió a los demás ganaderos, quienes estaban dispuestos a terminar con la sombra de aquel animal lujurioso y prepararon una emboscada. Reunieron machetes, lámparas, sogas, coas, rifles, cuchillos y otros artefactos que ayudasen por el momento a la captura del mamífero. Esa noche el animal, como solía hacer de costumbre, se paseaba por la plaza del pueblo en busca de víctimas; sin embargo su sorpresa fue mayor, pues una soga se cruzó por su cuello y con ayuda de cinco valientes fue conducido hacia el centro de la plaza en donde su suerte cambiaría, puesto que lo sujetaron a un poste que ahí mismo se encontraba. Después los ganaderos reflexionaron acerca del destino que le darían al animal. Entonces a uno de ellos se le ocurrió castrar al mamífero y para con él se prosiguió de las palabras a los hechos y después se marcharon. Al día siguiente se encontraba una rueda de gente en el centro de la plaza, que observaban horrorizados el cuerpo de un hombre que ya sin vida tenía una soga en el cuello y una hemorragia en los genitales. Los ganaderos exclamaban. "ESTE ES EL DEGENERADO SEXUAL QUE VALIÉNDOSE DE SUS BRUJERÍAS APARIABA A LAS VACAS Y ATEMORIZABA AL PUEBLO MUNENSE. AHORA YA NO TEMAN POR ÉL, PORQUE YA SE ENCUENTRA EN EL INFIERNO". Los restos del hombre fueron depositados en una fosa común y por un tiempo se dice que su alma andaba en pena; porque por las noches asustaba a la gente que acostumbraba dormirse tarde. Sin embargo no duró mucho tiempo, ya que el sacerdote de aquel entonces con ciertos rituales hicieron desaparecer el alma diabólica que perturbaba la calma del poblado que enlaza a la "CRUZ DEL SUR”
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